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La contractura o enfermedad de Dupuytren es una deformidad en la mano que afecta a un tejido situado bajo la palma de la mano. Principalmente, la enfermedad consiste en un engrosamiento, es decir, una contractura o un engrosamiento de los tejidos situados bajo la palma de la mano y en algunos casos de los dedos. Cuando afecta el síndrome, se forman una especie de nudos que impiden la correcta flexión de los dedos y la zona palmar afectada. Así, actividades cotidianas como saludar o meterse la mano en el bolsillo pueden resultar complicadas. Con frecuencia, esta contractura afecta al dedo anular y al dedo meñique, y tiene una mayor prevalencia en hombres mayores con origen en el norte de Europa. Pronóstico de la enfermedad La enfermedad progresa a una velocidad impredecible. La enfermedad puede volver a presentarse después de la cirugía en hasta la mitad de los casos al cabo de diez años. En la fase final de la enfermedad la persona afectada no puede abrir su mano. Síntomas de la enfermedad de dupuytren El primer síntoma de la enfermedad de Dupuytren es la aparición de un nódulo duro parecido a un callo en la zona de los pliegues de la palma de la mano que molesta, pero no duele.
Si te van los thrillers de actividad pura y dura, esta producción israelí del creador de Fauda te va a enganchar desde el primer capítulo. Los ingredientes son de manual échale un poco de Venganza de Liam Neeson, adereza con Homeland, remata con un poco de salseo al elocución telenovela turca…pero el artefacto funciona. La primera parte de la serie funciona como un tiro, pero el interés tiende al cliché cuando la actividad se traslada a Estados Unidos y todo se salpica de política conspiranoica. Pero para cuando te das cuenta de eso, ya te la has tragado. Presupuesto supuesto del nivel de Juego de tronos —qué odiosas son las comparaciones, en concreto para el que sale perdiendo— y ejecución del nivel de The Witcher, o aun de Embrujadas. Que es vistoso, que es apasionante por momentos, sí. Empero no hay un motor interno, una pulsión creativa, que dé sentido a todo este despliegue. De alguna forma se vendió, qué manía, como la Girls española, o como otra arriesgada explosión creativa con epicentro en el universo queer. El problema es que su serie parece estancarse en ese síndrome de Peter Pan que, a estas alturas, da para lo que da.