MATLALCUEYE. EL VOLCÁN DEL ALMA TLAXCALTECA
Por Juan Scaliter 10 marzo CIENCIA 0 Los rituales de seducción en todas las especies animales tienen el objetivo de demostrar la capacidad de sus actores para producir y criar una descendencia exitosa. Al menos, en el nivel primario. Los ejemplos de este comportamiento y de las adaptaciones sobran. Al igual que muchas aves actuales, los terópodos del grupo del tiranosaurio y los velocirraptores bailaban, rasgando el suelo, para seducir a sus parejas, y lo hacían con una intensidad digna del celo que experimentaban. Tanto es así que las huellas de esta conducta han quedado impresas en diferentes sitios millones de años después, como flirteos que nos llegan del pasado. Allí, el equipo de Martin Lockley, de la Universidad de Colorado, encontró huellas de arañazos en el suelo efectuadas hace unos millones de años muy probablemente por un acrocantosaurio Acrocanthosaurus. Y lo que podían llegar a hacer es rasgar la piedra, produciendo un ruido audible a kilómetros de distancia.
Responsabilidades
Abecé de foto, Polari fue un aparato para esconderse. Pero también para revelarse. Se refiere al polari, un germanía secreto convertido el siglo pasado en una especie de guiño verbal entre hombres gay en el Reino Unido, antes de que en se despenalizaran en Inglaterra y Gales los práctica homosexuales entre mayores de 21 abriles. Les permitía esconderse y, al mismo tiempo, revelarse. El polari es raramente hablado hoy en día.