¿CÓMO ES EL COQUETEO ADOLESCENTE EN LA ERA DEL INTERNET?
Respuesta La biblia no nos habla específicamente acerca de si el coqueteo es o no malo, pero tiene algunos principios que podemos aplicar. En primer lugar, debemos definir qué es el coqueteo o flirteo. Es sinónimo de la palabra baratija, que es algo de poco valor. Tener un contacto casual con alguien mientras que a propósito se contemplan connotaciones sexuales, puede ser peligroso para nosotros a nivel espiritual. Aunque la mayoría de la gente cree que mientras nada pase físicamente, lo que pasa en nuestras mentes es irrelevante; sin embargo, la biblia nos dice otra cosa. Santiago dice, sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte Santiago El pecado comienza en nuestras mentes y, luego se mueve a nuestros corazones. Mateo nos dice que El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
¿Cuáles son las razones para que esto pase?
No quiere prescindir de la excitación que produce esa mezcla de valoración, gachas y autoestima del juego erótico con él. Ganar confianza en uno mismo A muchas personas, como a Laura, les encanta gustar y saberse atractivos para otros, pero su nivel de implicación emocional es bajo: lo que dura el efecto del coqueteo. Esa sensación de influencia, poder y conocer hacer aumenta su autoestima y sentimiento de valía. En estos casos adonde nadie acaba en la cama de nadie, el juego es seducir por seducir, por el simple placer que aporta el disfrutar de ese pícaro instante compartido sin perseguir ninguna otra meta que no sea sentirse valorados. Las nuevas tecnologías lo favorecen. Cyrano de Bergerac estaría en su besamel, porque la palabra escrita es una potente forma de acercarnos al otro al que miramos y sonreímos con un emoticono. Tenemos tiempo para figurarse, imaginar y fantasear con el expectación y de equivocarnos, porque para seducir siempre necesitamos la complicidad del otro. Ante esa afirmación no hay psicólogo que se resista. Para que el juego resulte divertido tiene que acaecer sincronía entre las dos partes.