EL PLACER DE LIGAR O EL SÍNDROME DE TINDERELLA
Sus «flirteos» casi han llamado tanto la atención como los de esa muchacha. Sólo pude sospechar que era el resultado de un inocente «flirteo» antes de que la fortuna la hubiera sonreído, lo cual había hecho que se desarrollara en aquel hombre vulgar una gran arrogancia, tratando de imponerse sobre su buen natural; y después, viendo que era generosa y tierna, había asumido esta actitud de dominio sobre sus actos. Después, la verdadera culpada de que hable yo con Narcisito, de que me ponga con él de acuerdo, y de que el flirteo se convierta en noviazgo, ha sido esa hipocritona de doña Rita. No prohibiría ni el tango ni el flirteo. Aquel flirteo, que fué para la Justa como un simulacro de amor, constituyó para Manuel un doloroso despertar de la pubertad. Mi criterio también te lo reprueba, que con nobles, tal vez, mas con pigmeos no se deben tener tales flirteos.
Disfruto de darle placer a una mujer.
Aclaración para el artículo. Pero esto no basta por sí solo para gestar una conducta de Tinderella. En la mente de las Tinderellas conviven la idealización del hombre y las de sí mismas. Es guapa, divertida y le gusta flirtear. La psicóloga explica que en la mente de las Tinderellas coinciden dos idealizaciones: la que hace del hombre y la que ha creado acerca de sí misma.
Actuar contacto visual de manera sostenida con alguien demuestra tu interés. El ósculo visual forma una conexión entre dos personas, promoviendo la idea de que no pueden quitarse los ojos de encima. Elogiar a una persona es una forma de demostrar que has notado algo de ella que te gusta. También puedes hacer comentarios relacionados con su aspecto como Tus luceros son hermosos. El lenguaje corporal puede decirle mucho a otra persona acerca de cómo te sientes.