LOS HOMBRES FEOS CONQUISTAN A LAS MÁS BONITAS
Muchas personas experimentan una gran dificultad para encontrar pareja. El ser humano es un animal social por naturaleza, tenemos la necesidad innata de estar acompañados por otras personas y establecer vínculos sociales y afectivos. Así, aunque no todas las personas tienen las mismas necesidades afectivas, por lo general tendemos a buscar cariño. Se trata hasta cierto punto de una convención social, y en ocasiones incluso de una solución instrumental; en este sentido, no son raras las parejas que se forman por mera conveniencia, exista o no amor entre ellos. Muchas veces estas relaciones se basan en el miedo a la soledad, la conveniencia económica, o cualquier otro motivo. Así, aunque existen excepciones, la mayor parte de las personas siente la necesidad de establecer una relación sentimental de pareja. Esto da lugar a que muchas veces, ante la imposibilidad de encontrar a alguien, algunas personas puedan sentirse frustradas. Son muchos los individuos que, de un modo u otro, se encuentran frustrados ante la incapacidad de encontrar a alguien.
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Ánima, Corazón, Vida El malote guapo ya no interesa Esta es la amovible por la que a las mujeres les gustan los feos y no es por el dinero Hay hombres objetivamente guapos que llaman la atención. La importancia de las primeras impresiones Uno de los objetivos del análisis era tratar de entender de qué depende que una persona tenga una primera impresión positiva al conocer a alguien. En apenas un instante, nos hacemos una idea de cómo es una persona y si nos agrada o no. Es lo que en psicología se denomina 'efecto halo'. El hecho es que, de alguna faceta, ellas ven la necesidad de alegar ante sus allegados que su galán no es físicamente un portento empero que, a cambio, tiene una caché, un saber estar y una galantería abrumadoras. Para el estudio, los investigadores analizaron cómo los niveles de atractivo y el comportamiento social influían en las percepciones de universitarias. Para ello hicieron escoger a los participantes entre dos rostros, uno atractivo y otro menos favorecido, ambos con características personales similares y se les situó aleatoriamente en dos escenarios distintos: en el primero, uno de los varones mostraba un comportamiento socialmente inaceptable mientras que en las mismas circunstancias el otro chico no lo hacía.