CUANDO NI EL AMOR NI LA COMIDA NI EL SEXO PRODUCEN PLACER
Ni el café caliente, ni la ducha vigorizante, ni los abrazos de tus niños o el beso de buenos días de tu pareja. Tu día transcurre en tonos grises pues en tu interior se ha instalado un muro que te impide gozar de esas pequeñas alegrías cotidianas que ayudan a superar la adversidad y ponen luz en el camino. El problema no es el sufrimiento, es que no puedes disfrutar de casi nada pues has tropezado en el barrizal de la anhedonia, un estado psicológico de incapacidad permanente para sentir emociones positivas o satisfacción en casi todas las actividades de la vida. Otras veces lo que se pierde es el gusto por las relaciones sociales y familiares que se convierten en anodinas. La dopamina disminuida ejerce un papel fundamental ya que se encarga, dentro del circuito de recompensa, de reforzar las conductas que procuran placer para que sean repetidas. La depresión, la esquizofrenia o los síndromes de abstinencia de las adicciones son tres de los fundamentales.