Bella Beata

VISOR DE OBRAS.

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Buscar: El pecado y el vicio de la carne. El macabro y ya casi sexagenario hombre de nombre Ramón se había encargado de mandar a hacer un orificio muy bien camuflado en el techo del baño de las mujeres, precisamente justo arriba de las duchas. Su acalorada idea no era espiar a las viejas que ahí se bañaban a diario, su objetivo ocular era uno solo, y este era el mismo que estaba a punto de observar. Aunque la chica aun no se desnudaba el impaciente hombre igual sentía como se le iba parando la verga con solo imaginar ese tremendo cuerpazo que sus enrojecidos ojos de gozador ya estaban a punto de por fin poder admirar a sus anchas. Por su parte el lujurioso hombre no se la podía creer, la mujer que sus ojos veían en esos precisos momentos nada tenían que ver con la pendeja que por tanto tiempo él había imaginado encuerada. La joven ninfa sabiéndose a solas se había dado a poner uno de sus pies sobre un escaño de madera ubicado a la orilla de las duchas quedando aquella curvilínea silueta de perfil ante la ardiente mirada de su secreto admirador. Estando con su muslo ligeramente levantado ahora la bella joven Angi se daba a cortarse las uñitas de sus pies pensando en sus labores diarias, la hembrita ni se imaginaba que de la forma en que estaba inclinada le mostraba todo su redondo trasero empinado a un vejestorio que la espiaba escondido. Si era todo un prodigioooo…!!!! Una escultura vivienteeee…!!!!

Mujer negro húmedo - 363463

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